miércoles, 20 de febrero de 2013

Movimientos brownoideos

Ahora entiendo los movimientos brownoideos. Me tomó años entenderlos. Incluso después de estudiarlos, hacer analogías impensables y ganar el examen con una calificación sobresaliente.

Sea el individuo número uno una partícula aleatoria y el individuo número dos otra partícula aleatoria. Entiéndase individuo como el ser viviente con la capacidad de moverse (esto aplica tanto para una bacteria como para una ballena y dentro del rango) y entiéndase partícula como el objeto inerte de tamaño reducido (ejemplo: una piedrita). Cuando dos (o más) partículas inmersas en un fluido cuya proporción es considerablemente superior a la masa de éstas, son sometidas a una perturbación, llámese estrés, agitación u otra, que provoca un desplazamiento forzoso y aleatorio de las mismas, se dice que las partículas están experimentando un movimiento brownoideo.

Así me doy cuenta de lo partícula que he sido, que hemos sido. Yo te buscaba dormido y despierto, tenía la esperanza de encontrarte en alguna calle, en algún sueño, en una página al azar, en una canción de Billie Holiday o de Sinatra. Pero nunca te encontré y nunca entendí por qué porque nunca entendí los movimientos brownoideos. Ahora sé que no soy más que una partícula desplazándose, trazando líneas arbitrarias que se desvanecen poco a poco, inmersa en una burbuja gigante que se mueve, agitada y compleja, un fluido repugnante lleno de partículas aleatorias abriéndose paso en el día a día. Y en cada canción estás, en cada página estás, en cada calle estás y logro sentirte. Pero no volverás. Eres otra partícula en creación que se moviera como una musa, que se moviera como un halcón, bosquejando una línea paralela a la mía en algún lugar.

"Y es dulce decírtelo con las palabras que te fascinaban porque no creías que existieran fuera de los poemas, y que tuviéramos derecho a emplearlas. Dónde estarás, dónde estaremos desde hoy, dos puntos en un universo inexplicable, dos puntos que crean una línea, dos puntos que se alejan y se acercan arbitrariamente, pero no te explicaré eso que llaman movimientos brownoideos, por supuesto que no te los explicaré y sin embargo los dos, Maga, estamos componiendo una figura, vos un punto en alguna parte, yo otro en alguna parte, desplazándonos. Y poquito a poco vamos componiendo una figura absurda, dibujamos con nuestros movimientos una figura idéntica a la que dibujan las moscas cuando vuelan en una pieza, de aquí para allá, bruscamente dan media vuelta, de allá para aquí, eso es lo que se llama movimiento brownoideo, ¿ahora entendés?, un ángulo recto, una línea que sube, de aquí para allá, del fondo al frente, hacia arriba, hacia abajo, espasmódicamente, frenando en seco y arrancando en el mismo instante en otra dirección, y todo eso va tejiendo un dibujo, una figura, algo inexistente como vos y como yo, como los dos puntos perdidos en París que van de aquí para allá, de allá para aquí, haciendo su dibujo, danzando para nadie, ni siquiera para ellos mismos, una interminable figura sin sentido"*.

 *Fragmento tomado de Rayuela, cap. 34. Julio Cortázar, 1963.

No hay comentarios:

Publicar un comentario