martes, 27 de marzo de 2012

LOS COLOMBIANOS NO PRACTICAN UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE

La Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia -ENSIN, cuya última versión fue publicada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF en el año 2010, es un estudio poblacional de cobertura nacional que se realiza cada 5 años con representatividad urbana y rural, para 6 regiones, 14 subregiones y 32 departamentos. Abarca la población Colombiana entre 0 y 64 años de edad para una muestra de 50.000 hogares y los indicadores se presentan desagregados por grupos de edad, sexo, etnia y nivel socioeconómico, medido según el índice de SISBEN.

El objetivo de esta encuesta es estimar la prevalencia de los principales problemas nutricionales que afectan a la población Colombiana y algunos de sus determinantes, como insumo que brinde información de gran importancia para apoyar la toma de decisiones políticas y técnicas en su intervención.

Según la Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional, el consumo de alimentos está relacionado con la selección, las creencias, las actitudes y las prácticas y está determinado por: la cultura, los hábitos y patrones alimentarios, la educación alimentaria y nutricional, la información comercial y nutricional, el nivel educativo, la publicidad, el tamaño y la composición de la familia (CONPES 113).

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.

La alta prevalencia de inseguridad alimentaria en los hogares Colombianos no es ajena al aumento sostenido a partir del año 2006 de personas subnutridas en el mundo, como consecuencia de la crisis alimentaria y económica. La situación socioeconómica de los hogares incide de manera directa en la inseguridad alimentaria de éstos dado que sus ingresos son la principal vía para la adquisición de alimentos. Los hogares de nivel 1 del SISBEN presentan una prevalencia de inseguridad alimentaria de 60.1% en contraste con los de niveles 4 o más (27.8%). La región pacífica es la segunda región con mayores prevalencias de inseguridad alimentaria, con un 47.3% de los hogares.

Según la ENSIN del 2010 “los Colombianos no practican una alimentación saludable”. Las proporciones de la ingesta diaria de consumo por grupos de alimentos son alarmantes, teniendo en cuenta que el 39% de los Colombianos entre 5 y 64 años de edad no consume productos lácteos diariamente, uno de cada 3 no consume frutas diariamente, el 71.9% no consume hortalizas todos los días y uno de cada 7 no consume carnes o huevos a diario, siendo en todos los casos menor el consumo en el área rural que en la urbana, a excepción de los lácteos. En consecuencia, uno de cada seis niños entre 1 y 4 años y una de cada 6 mujeres embarazadas presenta anemia, mientras que uno de cada cuatro niños de 1 a 4 años presenta deficiencia de vitamina A y cerca de uno de cada 2 presenta deficiencia de zinc, situación que es considerada como un problema de salud pública según la OMS.

Por lugar de residencia, el área rural casi duplica la prevalencia de desnutrición global frente a la urbana (4.7% frente a 2.9%). Uno de cada 10 niños y adolescentes de 5 a 17 años presenta retraso en crecimiento, siendo el doble en el área rural que en la urbana (15.2% vs 7.9%). El estado nutricional de las generaciones más jóvenes evidencia un mejoramiento en indicadores de retraso en talla y delgadez, mientras que la prevalencia de sobrepeso u obesidad ha aumentado un 25.9% en el último quinquenio; uno de cada seis niños y adolescentes presenta sobrepeso u obesidad y uno de cada dos Colombianos mayores de 18 años presenta exceso de peso.

Estas cifras muestran que los Colombianos están gordos, pero desnutridos. El 13.2% de los niños Colombianos menores de cinco años presenta desnutrición crónica, valor que, faltando sólo 3 años, se encuentra a 5.2 puntos porcentuales de cumplir con la meta propuesta para el 2015 por el país, en el objetivo de desarrollo del milenio de erradicar la pobreza extrema y el hambre (desnutrición crónica en niños menores de cinco años: 8%), teniendo en cuenta que en los últimos 15 años este indicador sólo ha disminuido en 6.3 puntos porcentuales.

Existe entonces la necesidad de implementar temas relacionados con nutrición como parte integral en todos los currículos de facultades que preparan profesionales, en especial los docentes y educadores. Adicionalmente, el tema de lactancia materna y alimentación complementaria debe ser enfatizado, dado que en Colombia la duración de la lactancia exclusiva en promedio es de 1.8 meses, mientras la recomendación de la OMS es de mínimo seis meses. Allí juegan un papel fundamental las carreras de la salud como medicina, enfermería y nutrición y especializaciones tales como ginecoobstetricia, psicología infantil, derecho laboral y pediatría, por la credibilidad de las madres en estos profesionales de la salud.

Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF Colombia vive actualmente una transición demográfica y nutricional debido a que su población presenta al mismo tiempo problemas por déficit y exceso de peso en los diferentes grupos etarios. En los niños aún se observa un retraso del crecimiento (desnutrición crónica), en especial en aquellos de nivel 1 y 2 del SISBEN, de madres con menor nivel de educación, residentes en la zona rural y en las regiones Atlántica, Orinoquia, Amazónica y Pacífica. Los indicadores nutricionales parecerían mostrar una estrecha relación entre el consumo balanceado de alimentos y la condición socioeconómica, pues paradójicamente son estos grupos también quienes presentan mayores problemas de exceso de peso.

Los resultados de las encuestas sobre nutrición, demografía y salud visualizan la necesidad de definir y desarrollar un conjunto de políticas públicas, así como la consolidación de las actuales, orientadas a reducir la malnutrición, la inseguridad alimentaria y el sedentarismo, con intervenciones de corto, mediano y largo plazo. En especial la situación de inseguridad alimentaria en Colombia indica la necesidad de fortalecer estas políticas públicas intersectoriales que propicien el mejoramiento de las oportunidades para que los individuos puedan expandir sus capacidades, que les permitan acceder a la cantidad y calidad de los alimentos que requieren para llevar una vida sana y activa, como derecho fundamental de todo ciudadano.

“La ENSIN debe traspasar la dinámica de documento estadístico a documento activo que permita articularse eficientemente como una herramienta de planeación, monitoreo y seguimiento de la política social que repercute en el bienestar de los Colombianos” – ICBF.

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